lunes, 27 de agosto de 2012

Cayó la ficha y se rompió


(...)y ahí dije que sí, que convenía, que las advertencias eran reales, que podría hacer cualquier cosa, como andar en patineta, saltar la soga, fumar paco, buscar tesoros, vender desodorantes, comprar pan, leer revistas, disfrazar a la mona, recorrer la provincia, regar una planta saltar un río desvirtuar incongruencias desbaratar estrategias redoblar tambores clausurar bares desobedecer al rey y a la reina acabar con el mundo conquistar un planeta derrocar a la directora hablar con un psicólogo cocinar un pato a la naranja destruir gorilas abrazar al gato arrazar ciudades abandonar la fin del munda y pedalear hasta que den calamabres.

Pero no, porque además soy un cuadrado sin tón ni son, sin buque y sin velas, sin amor ni mar ni guerra, sin necesidad de mover un pie y después el otro y aprender a caminar suave por la arena mientras del otro lado una china me sonríe y me devuelve el mate lavado que le mande en una botella, con un mensajito de texto que decía: porfa vorve níres catame desta locu razones demáses tádecir queyon oquiero masquetu laliber tadelas palabras.

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