viernes, 9 de marzo de 2012

Alabar albar


Es un bar que tiene alas. Tiene un escenario.Tiene un patio.
Los bares tienen historias. Esta historia cuelga como un cable de teléfono al lado del escenario.
¿Qué hace ese cable ahí? No existe, no está ese cable ahí.
Vos ya escribiste esto. Ya contaste que había una borracha salvando la noche. No contaste que esa noche yo bailé. Que esa noche no había mucha gente. No contaste que era invierno y no nos conocíamos. Que caminamos hasta tu casa y no me fui nunca mas. Que me quedé ahí andando en patineta para siempre, como siempre. Vos te mudaste pero yo sigo ahí.
Ahora yo cuento que había un bar, sí, que había una borracha, sí. Que hacía frío y caminamos hasta tu casa .
Cuento que te regué las plantas cuando te fuiste de vacaciones, que te use el shampoo a veces, que dormí en tu cama. Que llevé mi gato, te gustaba mi gato, aunque decías que estaba loco (pero mas de una vez te vi acariciarlo cuando creías que nadie te miraba).

Pará. Empiezo de nuevo. Había un bar que tenía alas, pero se quedaba quieto.
Estabamos vos y yo, y mucha gente mas.
Esa noche caminamos hasta tu casa, hacía frío, me quedé a dormir. Y no me fui nunca.
Después hubo un domingo que anduve en patineta toda la tarde por el patio sin caerme. Después hubo peleas, pero nada especial. Hubo películas. Hubo tarros de miel. Hubo fotos. Siempre hay fotos.
Hubo plantas que regué cuando te fuiste de vacaciones. Hubo intrusos y música y fiestas felices.
Me acuerdo de puertas que se abrían y que vos cerrabas.
Mi gato estuvo, te gustaba aunque decías que estaba loco.
Después un camión de mudanzas. Y embalar cajas. Y ponerles nombre.
Casualidades, de esas hubo muchas. Historias, grandes historias. Fechas, una en particular.

¿qué mas me estas preguntando? Un bar, en realidad eso. Un domingo. Un tarro de miel. Una foto. Una mudanza. Nada especial, ni digno de ser novela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario